La otra cara del aislamiento social, una nueva realidad.
- Tamara A. Colón Martínez/ NOLOC Communications
- 10 abr 2020
- 3 Min. de lectura

Un estado que no se esperaba ver desde la pandemia del 1918. Hoy, 102 años despúes así nos encontramos. Venimos viviendo tiempos difíciles desde aquel 21 de septiembre de 2017, cuando nuestro país dio un giro drástico al ser azotado por el fenómeno natural, el huracán María. Cuando pensamos en aquel momento, hay tristeza, llanto, hambre, sed, frustración y justo cuando pasaba el tiempo y empezaba Puerto Rico a leventarse, las caras de la soledad, ansiedad, desasosiego, coraje, engaño, era lo que se respiraba en el ambiente. Todos y cada uno de los residentes de esta isla 100x35 sabemos lo que pasó y lo que lamentablemente continua pasando, sin olvidar el costo de los drones anaranjados. Largas filas en los supermercados, gasolineras, bancos.... así por poco más de 6 meses.
Y todo iba bien hasta que apareció el chat de TELEGRAM, ¿recuerdan? creo que no debo decir mucho de aquel verano del 2019. Solo que se vió el descaro de unos cuantos hacia todo un país. ¡RENUNCIA!
Pero hay que seguir trabajando, día a día, noche tras noche para poder levantar a las familias, de llevar el pan a la mesa, de lograr adquirir un techo aunque sea azul en los hogares (que aún hay miles de residencias así). Pasó el tiempo y un 7 de enero de 2020, un catastrófico terremoto visitó el sur de la isla y nos hizo levantar aquella madrugada del martes. Entonces la ansiedad se apoderó nuevamente, el miedo llegó para quedarse por tiempo indefinido. Trastocando nuevamente la vida de todos los puertorriqueños. Pocas horas de sueño, gente durmiendo fuera de sus hogares por miedo a estar dentro y a que ocurriece uno movimiento telúrico mayor. Y pasaban los días, llegaban las ayudas, caras de miedo, de ansiedad, de tristeza para que luego esas mismas caras se llenaran de coraje, engaño como para el tiempo de María. Poco a poco se fue disipando los movimientos en el área sur, y cuando todo parecía ser perfecto un nuevo enemigo decidió visitar el mundo y pasear por cada continente.
¡Bienvenido COVID-19! Si, en PR se le dió la bienvenida a este mal que desde principios del siglo 20 no veía tal cosa, quizás pocos longevos con vida quedan desde la pandemia del FLU para contar la historia. Estamos en cuarentena, estamos encerrados, no podemos salir, esto se pega y mata. Hay toque de queda, largas filas para todo, ahora se suman las farmacias, llega la comida, pero productos para desinfectar ya no quedan. Y lo peor de todo es que continúa la ansiedad, el miedo, sigue temblando en el sur, existe el coraje, siguen los engaños, la violencia de género se ha disparado, ya nadie habla del caso de Alexa, el robo al pueblo de Puerto Rico ya parece un juego de Monopolio, el de nunca acabar. El pueblo necesita acción, el pueblo necesita ayuda PSICOLÓGICA y MENTAL. Más que toda la ayuda económica que les puedas brindar, la salud emocional de todo un país está mal. Ahora estamos confinados, con todos estos males y seguimos mal, por que no salemos de una para meternos en otra. Quedamos mal para María; almacenes de suministros, miles de botellas de agua expiradas, la cantidad de muertos, que aún no se sabe la cifra exacta, le dimos la vuelta al mundo, en los noticiarios, en las redes por el mal manejo ante una emergencia, ¿lindo no? Pero no se acaba ahí. Así también pasó con los terremotos, idénticamente igual, los almacenes de suministros desde María siguen apareciendo, el chantaje, y ahora con el Coronavirus, un almacén de artículos de primera necesidad abarrotaba un espacio del Departamento de Salud. Compras de millones de dólares en "pruebas instantáneas" a un suplidor que en su vida tenía conocimientos de salud. Seguimos siendo foco de contagio de corrupción, el peor virus de todos. Y ni hablar de la poca transparencia del gobierno y del libro de mentiras que a diario bociferan en conferencias de prensa. El país comedia, con la actuación de unos incompetentes protagonizada por el gobierno de PR.
Esta es nuestra nueva realidad en el aislamiento social.
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